Apuntes sobre mi relación con mi madre
Aprender de nuevo a hablar, como cuando pequeña empecé mi balbuceo del mundo, para re-encontrar la lengua materna: "La verdad de cuando niña: que no era todo nada" (Santa Teresa de Jesús).
Si no lo hago, me quedará solo discurso, repetición, muerte o sucedáneo de vida.
Quiero resistir, también, la tentación de decir TODO. Al menos por ahora.
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Saber amar a la Madre concreta, ¿qué significa?
Para mí es el reconocer mi origen en otra mujer, en ella, Laura.
Comprender que es Amor la que está operando en ese origen, porque la apertura de mi Madre fue la condición de mi existencia.
Sentir y reconocer, expresar gratitud hacia mi Madre por haberme dado la vida, sabiendo que eso también significa que sé amar y agradecer mi propia existencia y la del mundo en el que existo.
Significa estar en el mundo amable y amorosamente, confiada, lo que hace posible también mi apertura, mi Amor, mi libertad y mi capacidad creadora.
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La certeza de mi origen materno es una llave que abre mi espiritualidad, intuida, sentida como apertura, relación y presencia...
La voz de la Madre, captada por la criatura dentro del vientre, no puede ser explicada ni replicada por ésta, solo puede ser sentida. Pero esto no debilita la realidad de lo que está sucediendo, esa voz es real. Se trata de una experiencia vivida por todas, que no puede ser insignificante en la vida adulta de las criaturas, ni tampoco inútil.
Para mí, esa es una forma en que se experimenta la presencia.
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